Corneja negra (Corvus corone)
Adaptable, bulliciosa y extremadamente acomodaticia, la corneja es una de esas aves a las que siempre precede una injustificada mala fama, acusadas de devorar las cosechas y de predar sobre las especies cinegéticas, razón por la que han sido perseguidas durante siglos, olvidándose su beneficioso papel como controladoras de plagas agrícolas. A pesar de todo, este córvido resulta frecuente en la práctica totalidad de la Península, particularmente en la mitad norte, donde ocupa todo tipo de hábitats.
Clasificación
Orden: Passeriformes
Familia: Corvidae
Longitud
44-51 cm
Envergadura
84-100 cm
Identificación
Este córvido luce un plumaje homogéneamente negro con algunos reflejos metálicos en la cabeza, las alas y el dorso. El mismo color exhibe en las patas y en su robusto pico (
).
Puede confundirse a cierta distancia con el cuervo, si bien posee tamaño menor: alas más cortas, anchas y redondeadas, cola más corta y de borde casi recto (
), y una forma de vuelo diferente, en la que predominan los aleteos lentos y constantes.
Por su tamaño y diseño se asemeja a los juveniles de graja, aunque la corneja cuenta con un pico más robusto y romo.
A pesar de que estas aves pueden verse tanto solas como en parejas, no resulta infrecuente que se reúnan en bandos de cierta magnitud, allí donde abunde el alimento, o en dormideros.
Canto
La corneja común, como en general todos los córvidos, muestra una amplísima gama de manifestaciones sonoras, con las que expresa una gran variedad de información. Sin embargo, su sonido más característico es un duro y metálico arr o un grave kraar. En vuelo suele emitir una secuencia más apagada: klok-klok-klok.
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