Escribano soteño (Emberiza cirlus)
Especie extendida y todavía relativamente común en nuestro territorio, el escribano soteño es un habitante de las lindes de bosque, de los sotos ribereños, de las praderas húmedas con arbolado disperso, de los setos vivos e, incluso, de parques y jardines. La intensificación agrícola y la utilización de insecticidas se han convertido en una grave amenaza para las poblaciones europeas de este emberícido. En nuestro país, esto se traduce en un declive moderado de la especie.
Clasificación
Orden: Passeriformes
Familia: Emberizidae
Longitud
15-16,5 cm
Envergadura
22-25,5 cm
Identificación
De tamaño algo menor que el escribano cerillo, el escribano soteño es ligeramente más colicorto y posee un pico más robusto.
La coloración general se asemeja también a la del cerillo, sobre todo en jóvenes y hembras (
). Se diferencian, sin embargo, por el color del obispillo, que es gris oliváceo en el soteño, por la posesión de marcadas bandas laterales en la cara y, en general, por presentar menos áreas amarillentas en el plumaje.
El macho en época reproductora (
) luce una amplia franja pectoral gris olivácea, un llamativo babero negro en la garganta y un antifaz del mismo color. Además, conserva todo el año el píleo y la nuca extensamente coloreados de gris oliváceo, con finas listas oscuras.
Canto
El reclamo habitual de llamada es un zitt fino, agudo y algo melancólico; también emite un tiuu de iguales características, aunque más grave. El canto en primavera es una secuencia rápida de notas repetidas, de algo más de un segundo de duración, sri-sri-sri-sri, que a menudo cambia de tono a un sre-sre-sre.
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