Curruca carrasqueña occidental (Curruca iberiae)
Entre las currucas que pululan por nuestras extensas zonas de monte mediterráneo, la carrasqueña es la de más bello colorido y también una de las más abundantes. Se trata de un inquieto habitante de jarales, brezales, retamares, coscojares y encinares, que se mueve con discreción entre las espesuras de estos tupidos matorrales, por lo que resulta más fácil de detectar por su carraspeante canto o por su seco y breve reclamo. Migrante transahariana, esta ave está presente como reproductora tanto en la Península como en Baleares, donde habita una subespecie diferente.
Clasificación
Orden: Passeriformes
Familia: Sylviidae
Longitud
12 cm
Envergadura
15-19 cm
Identificación
La curruca carrasqueña es de pequeño tamaño y aspecto grácil. Los machos presentan las partes superiores de color gris pizarra, que contrastan con las bigoteras blancas y las partes inferiores de color rojizo (
). Las hembras muestran un diseño general similar, pero en tonos más apagados, con las partes superiores pardas y las inferiores rosadas. Ambos tienen un anillo ocular rojo, las patas claras y las rectrices externas de la cola blancas (
). De temperamento muy activo e inquieto, es al mismo tiempo un ave muy escondidiza y difícil de ver, que se mueve al amparo del denso matorral mediterráneo, su hábitat ideal.
Canto
Muy similar al de otras currucas típicas de zonas mediterráneas, aunque más largo, su canto consta de una sucesión de estrofas algo carraspeantes, que se suceden rápidamente. Su reclamo, machacón, consiste en la repetición de un tec-tec-tec, seco y corto.
Más información
Consulta el siguiente enlace para ampliar la información sobre esta especie.
VER LA MONOGRAFÍA