Pigargo europeo (Haliaeetus albicilla)
Ave Ocasional
Clasificación
Orden: Accipitriformes
Familia: Accipitridae
Longitud
80-90 cm
Envergadura
2-2,4 m
Identificación
El pigargo europeo es un águila grande y voluminosa, con alas largas y anchas, cola relativamente corta, en forma de cuña, y pico grande y fuerte. Los adultos tienen la cola blanca, la cabeza y el cuello más claros que el resto del cuerpo, y el pico amarillo (
), mientras que los jóvenes son casi del todo oscuros, bastante uniformes.
Existen diversos plumajes de transición hacia el plumaje adulto.
Ecología
Habita humedales muy diversos, desde orillas rocosas en el mar hasta grandes ríos y marismas.
Presenta una dieta también muy amplia, aunque por lo general basada en peces, que atrapa vivos, moribundos o muertos. También consume aves marinas, mamíferos, carroñas y descartes pesqueros.
Instala sus nidos tanto en acantilados marinos como en árboles; los construye con ramas y palos, y a menudo poseen grandes dimensiones. Pone típicamente dos huevos.
Distribución en el mundo
Este pigargo se localiza en gran parte de Europa y el norte de Asia, alcanzando también por el oeste Islandia y Groenlandia. En Europa estuvo antiguamente muy repartido, pero ahora se reproduce solo desde Escocia, donde ha sido reintroducido, la Península Escandinava y Alemania, hasta Rusia y algunos puntos de los Balcanes.
Principalmente migrador en el norte y este de Asia, las poblaciones europeas, incluso las de Noruega, son básicamente sedentarias, aunque con juveniles dispersivos que llegan durante el invierno de forma regular a diversos países de Centroeuropa, Francia incluida.
En las últimas décadas, la especie se encuentra en paulatino aumento y expansión en el oeste de Europa.
Citas en España
Considerado hoy como rareza en España por el Comité de Rarezas de SEO/BirdLife, existen diversas citas homologadas de ejemplares divagantes de esta especie, todos inmaduros. La primera de ellas tuvo lugar en diciembre de 1944 -un individuo cazado en las marismas de Santoña-, y hay otras más antiguas, no estudiadas aún por el citado comité, pero igualmente verosímiles.
A lo largo de la primera década del presente siglo, coincidiendo con la recuperación demográfica en Europa, se produjeron algunas observaciones invernales en España, tres de ellas homologadas y relativas a sendos inmaduros anotados en Mallorca (entre diciembre de 2001 y febrero de 2002), las marismas de Santoña (de diciembre de 2003 a marzo de 2004) y el embalse navarro de Las Cañas (entre diciembre de 2004 y febrero de 2005).
Hay que recalcar que tanto los registros homologados como el resto de las menciones históricas razonables, se han producido entre noviembre y marzo, y por lo tanto corresponden al período de invernada de la especie. Sin embargo, las referencias históricas a su posible reproducción en la península y Baleares son errores manifiestos, producto de confusiones con ejemplares de especies semejantes o con nidos de águila pescadora (Pandion haliaetus), los cuales pueden llegar a parecerse a los de aquella especie en cuanto a volumen y emplazamiento. Ninguna prueba sólida respalda tampoco las alusiones a su cría en tiempos históricos en Canarias.
tención especial merece la leyenda, demasiadas veces admitida como cierta, de la nidificación del pigargo en las islas Baleares, que se origina a partir de un múltiple equívoco cometido por A. von Jordans. Este naturalista alemán, en su tesis doctoral sobre la avifauna balear que publica en 1914 -Die Vogelfauna Mallorcas mit Berücksichtungen Menorcas und der Pityusen-, recoge una dudosa observación de tres supuestos pigargos jóvenes comunicada por A. Homeyer en 1862 —hoy se piensa que debían ser buitres negros— y, al mismo tiempo, atribuye falsamente a H. Saunders, de quien malinterpreta un texto, una mención que éste nunca hizo a la existencia de dos nidos de pigargo en la isla de Dragonera, hecho cuya veracidad pone en duda a continuación. Por otra parte, añade que la especie podría ser reproductora en España, quizá basándose en una publicación de 1879 en la que L. H. Irby informaba sobre el hallazgo de un nido de pigargo en Andalucía, que años más tarde se descubriría que en realidad era de águila pescadora. Más adelante, en 1931, otra de las autoridades clásicas de la ornitología balear—P. W. Munn—, en su célebre obra The birds of the Balearic Islands, vuelve a reproducir la cita dudosa de los pigargos juveniles de Homeyer y la de los nidos de Dragonera, que sigue manteniendo equivocadamente en boca de Saunders, afirmando acto seguido que en ese momento ya no existía allí el pigargo. Tanto Von Jordans como Munn enmendaron su error en 1934 y 1944 respectivamente, en cuanto tuvieron conocimiento del mismo. Pero al parecer sirvió de poco: autores muy posteriores, como los Bannerman -The birds of the Balearics, 1983-, Suetens -Les rapaces d’Europe, 1989-, y otros muchos, retomaron la premisa de Munn, y siguieron tratando la especie como extinta en esas islas, mito que por desgracia resurge todavía con frecuencia en algunos escritos actuales.
Sí que parece seguro que el pigargo europeo fue reproductor hasta fechas no muy lejanas en regiones próximas, como Córcega y Cerdeña, pero, a la luz de los datos históricos disponibles, este hecho no puede ser afirmado en España.