La coloración de esta especie presenta considerables diferencias individuales, de tal manera que han llegado a distinguirse hasta 10 fases de plumaje diferentes. Como norma, las partes inferiores son claras y están provistas de un profuso barreado transversal marronáceo, en tanto que las dorsales, parduzcas, resultan bastante más oscuras que las ventrales; la cola, por su parte, muestra un característico franjeado.
En la cabeza, que presenta una tonalidad grisácea, destaca el iris intensamente amarillo. Dentro de este patrón general, existen notables variaciones, y se pueden hallar desde individuos muy claros hasta otros extremadamente oscuros, casi melánicos; en todo caso, los ejemplares de coloración intermedia son los más frecuentes.
Aparte de algunas diferencias en el diseño y coloración del plumaje, el rasgo más distintivo entre machos y hembras es el mayor tamaño de estas. Los jóvenes, por su parte, tienden a ser oscuros, con el iris marrón.
En vuelo es llamativo el barreado ventral, así como las franjas de la cola, si bien lo más significativo y que permite diferenciar fácilmente al abejero de otras rapaces similares, como el busardo ratonero, es su silueta, con la cabeza apuntada, la cola larga —de ángulos algo redondeados— y las alas rectas y estrechas.